Ribera nocturna, oscuros cielos, nubes vaporosas,
No engrandezcan más las heridas de mi abatida alma.
Estoicos vientos, Luna serena, corrientes olorosas
A tristezas clavadas en la víspera y la calma.
Mi débil alma, aciaga e infausta,
No soporta más desgracias de la vida.
Creo que está al límite, exhausta,
De los reveses que el destino anida.
No viviré mucho tiempo más.
Las desgracias me asfixian, me aprietan
Como queriendo ahogarme en mi suerte.
Y necesito aire, necesito paz
Mas las aflicciones sofocan, aumentan,
Y al final estallan en la muerte.