Perdidos los pasos andantes,
extinta la chispa, la fiebre
exánime en hierros brillantes,
¡los años ingentes remembren
que al crudo calor del estío
tras amplias murallas de piedra
la sombra del vasto gentío
de furia y de gloria las medra!
¡Y qué hábil es la blanca espada
cuando ésta de arrojo se viste!
Mas, ¡qué estragos trae la nombrada
si el peso abusivo la asiste!
La Galia cayó, ¡no se olvide!
La sangre, la hierba encharcaba;
yerto el sitio muerte despide,
¡la alcurnia romana empapaba!
Idos, rapaz, el oro tomad,
frente en alto, tu indigna maldad.
Sea el puñal que ahora portáis
juez y verdugo de tu crueldad.
¡Que los idus de marzo desciendan
que la muerte y tormento te aprehendan!
¡que más de una veintena de dagas
te hagan pagar tu justa condena!
extinta la chispa, la fiebre
exánime en hierros brillantes,
¡los años ingentes remembren
que al crudo calor del estío
tras amplias murallas de piedra
la sombra del vasto gentío
de furia y de gloria las medra!
¡Y qué hábil es la blanca espada
cuando ésta de arrojo se viste!
Mas, ¡qué estragos trae la nombrada
si el peso abusivo la asiste!
La Galia cayó, ¡no se olvide!
La sangre, la hierba encharcaba;
yerto el sitio muerte despide,
¡la alcurnia romana empapaba!
Idos, rapaz, el oro tomad,
frente en alto, tu indigna maldad.
Sea el puñal que ahora portáis
juez y verdugo de tu crueldad.
¡Que los idus de marzo desciendan
que la muerte y tormento te aprehendan!
¡que más de una veintena de dagas
te hagan pagar tu justa condena!
Septiembre, 701 a.u.c.
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