Bienvenidos!

Bienvenidos.
Gracias por visitar el pequeño nido del cisne.

Cuento con un pequeño compendio de escritos que van resultando de luces esporádicas de imaginación. Ratos de cielos color violeta sobre mi cabeza.


Escritor amateur, graduado de Letras, aunque lejos de los mejores honores. Aficionado también a la Historia y a la Filosofía.
Espero que encuentren amenos mis breves relatos. No aspiro a nada, pero me alegraré de saber si al menos una persona logró cautivarse un par de minutos. Supongo que eso hace la diferencia entre una rutina trazada y un devenir diferente.

¡Gracias de antemano!

lunes, 23 de enero de 2012

57. Hoy quiero arrancarte.








Toda mi vida esperé a una persona como tú. Que fuera la identidad de mis deseos reflejados en la negrura de una mirada profunda, de una tibia sonrisa, de soberbios actos de amor.
Ahí, en donde tú estabas parada, ahí desembocaban los canales de mis expectativas.
Creí que mi fortuna había llegado contigo.

Cuando te conocí, supe que el destino había sido benévolo conmigo. Que mi vida estaría resuelta. Que alguien amaría a este imprudente poeta arriesgado.

Al contemplar tus ojos, quería creer que eran los de un ángel. Y tu cuerpo, que era el de una diosa.
Noche tras noche, yo le daba las gracias a no se qué, porque tu camino se había entrelazado con el mío. Por darme el don de conseguirte.
No creía merecer semejante suerte, ¿pero quién iba a despertarme del letargo?

La luna lo desaprobaba en silencio. Yo sí me enamoré.
¿Por qué lo hiciste tú?

A cada encuentro, a cada paseo matinal, mis manos topaban con el frío glacial de tu cuerpo. No era hermoso, pero creía que necesitaba darte un poco de mi calor; unas cuantas caricias te habrían devuelto la tibieza de tus mejillas.
Tu sonrisa era fija, pero desabrida, con ganas incontenibles de desvanecerse. De haber tenido energías, se hubiera burlado de mi necesidad. De necesitarte.
¿No le faltaba a tu boca el dulce de mis besos?

Hubiera sido mejor que me escupieras ahí mismo. Tú no me amabas, no me disfrutabas. ¿Por qué?
¿Qué quisiste hacer conmigo?
¿¡Qué es lo que has hecho ahora!?

Te di tantos regalos para que jugaras con ellos, pero tú preferiste mi corazón como el juguete más divertido, utilizando a mis sentimientos como métodos para entretenerte. Yo te amaba, yo te esperé tantos años para conocerte...
Y tú... simplemente...

Jugaste... ¿por qué no me lo dijiste desde un principio?
¿O por qué no me di cuenta de quienes te rodeaban? Más popular no podías haber sido.

Hoy quisiera arrancarte. Destruirte, como tú me destruiste.
Quiero borrarte lentamente, que sientas mi dolor, que sufras.
Amor eterno, lo que le toca a ambos.




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No es para nadie, en realidad. 

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