"¿Será, será, que si te digo lo que te quiero, dejarás de quererme?
¿O será que si no te lo digo, me querrás por siempre?"
Mente embrollada, laberinto humano. Reminiscencias de una madurez demasiado desarrollada y estallada en mil pedazos.
Así es su cabeza.
En mi boca está el amor no dicho, en mi boca está María con su será.
Porque el será forma parte de su integridad, es indesplazable y se devora como el postre de su misterio.
Porque el error humano tiende a afectar el alma propia y masticar los pensamientos lúcidos hasta hacerlos pastosos e inservibles.
Todo queda en un será. Porque María dijo estar enamorada de mí, debe ser normal preguntarse por qué será que ahora su amor es un fantasma que grita que existe a pesar de su invisibilidad.
Será que se fastidió, será que se aburrió, será que las cosas no se dieron, o se dieron de sobra. Germinaron muy pronto como para marearla, o será que germinaron muy lento y se rió de la ilusión pobre, gestada de una depresión de medio tiempo.
Y el será se repite mil veces en mi cabeza, al compás de su nombre, que danza con la incertidumbre.
Porque su mente es un laberinto y espero que tenga salida.
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