Simplemente sentado ahí, no hay nada a mi alrededor, sólo dudas latentes
acerca de mi existencia. Nada parece tener sentido en lo que hago, en
lo que vivo. El aire que respiro es sólo malgastado por mi presencia.
Los copos de nieve se acumulan a mi alrededor, formando pequeños
montículos curiosos, encerrando misterios entre sus fragmentos helados.
Mi distracción es verlos caer, presurosos, tristes, aplastarse contra el
suelo húmedo, desparramarse, hacerse nada.
Siento a mi mirada cristalizarse, siento que me quedo helado por dentro,
que mi cuerpo se paraliza y que todo se hace piedra. Mi alma, mi
sentir, mi corazón. La vida se escurre tras el silencio, se escapa con
las ventiscas que se aprovechan de mi quietud. Dejo que éstas jueguen
con mi cabello, no presto demasiada atención a lo que el entorno pueda
hacer de mí. Nunca lo hice, en realidad. Y cuando llegué a hacerlo, sólo
gasté mis energías.
Sólo soy un juguete...
Imploro a los cuatro vientos, con el mutismo que me ha dejado mi pasado,
dejar de sentir. Siento una tortura inadmisible cuando mi sangre corre
por mi cuerpo, llega a mi cabeza, sólo quiero alejar todos los
pensamientos de mi mente. Todos esos lugares que recorrí, todo lo que
viví, todas las personas que he conocido... Sólo han sido para dejarme
un sello maldito en mi mente y en mi corazón...
No tengo nada que compartir con el universo, y lo poco que comparto conmigo mismo ya me ha cansado...
No tengo nada que compartir con el universo, y lo poco que comparto conmigo mismo ya me ha cansado...
Sólo en la profundidad de este invierno melancólico puedo encontrarme
conmigo mismo. No hay peor tortura que la de hallarse junto a alguien
más. El viento y los árboles secos viven en mutua soledad, y me abrazan
cuando mi corazón se siente inundado de esa oscuridad plena a la que mi
existencia le ha condenado. Sólo aquí, ante el frío glacial, puedo
drenar mis penas, puedo sentirme en comprensión.
Toca mi alma, me tibia mis ásperas ganas de abandonar esta partida. Sólo aquí es donde me siento a gusto...
Amado invierno, compañero leal en mis horas de quiebre, hazme sentir
vivo de nuevo. No quiero morir... Quiero alejar de mi cuerpo este dolor,
esta pena profunda que me embarga. Haz que el sol brille de nuevo para
mí, quiero vivir... Quiero sentir que la pesadez que me embriaga se
desliza por mi piel, cae a la nieve y nunca regresa...
Funde este espejo que se ha quebrado en dos trozos...Dame energías para continuar por este camino de la desesperanza, que un día bifurque y pueda ser feliz eligiendo la ruta correcta. Detén esta soledad, hazme regresar a la vida.
Los copos se deslizan por mis manos y por mi rostro. El frío no me
importa, me podría calcinar como hoguera, pero sé que son las caricias
de quien no me desampara.
Estoy en la espera de que rompas este conjuro, amado invierno. Detén mi llanto, grita mi nombre para no olvidarlo.
Estoy esperando que una tormenta helada se lleve lejos mis lágrimas, me lave por dentro, me deje listo para la vida.
Y mientras caigo de rodillas, no puedo evitar llorar amargamente.
El dolor no se va.
Estoy en la espera de que rompas este conjuro, amado invierno. Detén mi llanto, grita mi nombre para no olvidarlo.
Estoy esperando que una tormenta helada se lleve lejos mis lágrimas, me lave por dentro, me deje listo para la vida.
Y mientras caigo de rodillas, no puedo evitar llorar amargamente.
El dolor no se va.
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