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Gracias por visitar el pequeño nido del cisne.

Cuento con un pequeño compendio de escritos que van resultando de luces esporádicas de imaginación. Ratos de cielos color violeta sobre mi cabeza.


Escritor amateur, graduado de Letras, aunque lejos de los mejores honores. Aficionado también a la Historia y a la Filosofía.
Espero que encuentren amenos mis breves relatos. No aspiro a nada, pero me alegraré de saber si al menos una persona logró cautivarse un par de minutos. Supongo que eso hace la diferencia entre una rutina trazada y un devenir diferente.

¡Gracias de antemano!

domingo, 17 de julio de 2011

24. La criatura


   Sigiloso, perturbador, así era el animal o la bestia que por la noche se arrastraba, barriendo con su vientre las cosas invisibles a los ojos humanos. Era escuchado en los caminos pedregosos de los pueblos y en las ciénagas fangosas, por tantes personas, pero ninguno había logrado más que entrever si silueta alargada y rugosa, escurriéndose por el lodo. Dicen incluso que lanzaba un ruidito peculiar a la hora de atacar, y cuando lo hacía, no dejaba una sola huella de su terrible crimen, ¡tantas personas desaparecidas a causa de este misterioso espécimen en la villa, tantas vidas perdidas! Era común que algún valiente pueblerino quisiera hacerle frente para acabar con la infernal criatura que los asolaba. Pero generalmente dicha persona jamás volvía a casa, y si lo hacía, llevaba ya el juicio perdido y los ojos desorbitados.
   Nadie podía hacer una exacta descripción de la criatura. Ciertos testigos aseguraban que se trataba de una especie de serpiente de mirada de sangre, basilisco maldito que se arrastraba hasta el fin. Otros simplemente argüían que era algo parecido a un reptil alado, de sonrisa desdentada y demoniaca, y alguno más, haciendo señas incoherentes por la locura causada, hablaba de una oruga gigante, peluda y diabólica, que lo dejó hechizado al posar su vista sobre él. Era muy probable que el monstruo sufriera metamorfosis periódicas, quizá como parte de su naturaleza o tal vez para no revelar su verdadera identidad, que estaba en secreto.
   Al finak, los esfuerzos de los aldeanos por asesinarla eran inútiles; la criatura vivirá por siempre tras la máscara o sin ella, es inmortal y su guarida es el mismísimo infierno.

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