Bienvenidos!

Bienvenidos.
Gracias por visitar el pequeño nido del cisne.

Cuento con un pequeño compendio de escritos que van resultando de luces esporádicas de imaginación. Ratos de cielos color violeta sobre mi cabeza.


Escritor amateur, graduado de Letras, aunque lejos de los mejores honores. Aficionado también a la Historia y a la Filosofía.
Espero que encuentren amenos mis breves relatos. No aspiro a nada, pero me alegraré de saber si al menos una persona logró cautivarse un par de minutos. Supongo que eso hace la diferencia entre una rutina trazada y un devenir diferente.

¡Gracias de antemano!

miércoles, 27 de febrero de 2013

83. El día más solitario de mi vida.



Hola, este drabble está directamente basado en la canción Lonely Day, de la banda americana System of a Down (fue escrita expresamente para un concurso).


__

Siempre había pensado que me encontraba solo en este mundo, nunca había reparado con lo que contaba en esta vida. En realidad, mis caprichos me impulsaban directamente a pensar, fruto de mi egoísmo, que nadie me comprendía, que yo no tenía posesiones, que nadie me amaba.
Era porque todo en mi mundo siempre estuvo ahí. Era idiota pensar que algún día podría perder lo que más quería.
Hasta que esta desgracia ocurrió.

Quién pensaría que de pronto, todo pudiera esfumarse, todo se lo llevaría el viento y se reduciría a cenizas. Quién, en verdad, podría imaginar que una chispa detonaría un evento como éste, que fieras llamas arrasaran con todo, que mi alma se fuera junto al incendio. Que no me quedara absolutamente con nada. Pero sobre todo, quién pensaría que gracias a esta estúpida negligencia, la vida de mi único hermano quedaría enterrada entre los escombros.
Juro que todo fue producto de una tarde divertida. No sabía que con el fuego no se podía jugar. Mis padres me lo habían dicho alguna vez, pero yo, joven e idiota, no atendía a lo que me recomendaban. Estaba seguro de que sólo eran unos pesados.

Y ante el descontrol, las llamas arrasaron impetuosas con la casa. Todo se fue en cuestión de minutos.
Pero no me importaron mis pertenencias. Mi hermano había quedado atrapado y, sin duda, nunca volvería a salir de ahí.
Ahora, con la cabeza baja y chorreando lágrimas de una forma masiva, me arrodillo ante las cenizas que quedaron de lo que antes había sido la casa de mis padres y que gracias a mis estúpidos juegos de adolescente, yo había hecho arder. No quedaba nada. Ni a mí, ni a mis pobres padres que llegaron corriendo desde la oficina, alarmados, con el corazón en la garganta.
Cómo tener cara para enfrentarlos. Cómo contarles.
Cómo decirles que, mientras yo salía, mi hermano me tendió la mano desde una estructura despedazada por las llamas, y yo, un maldito cobarde, no quise volver el rostro por miedo a que las llamas me llegaran a lamer.
Cómo contarles que sus gritos se ahogaron entre los escombros, que su mano ennegrecida y extendida hacia mí implorando ayuda, se había carbonizado entre el impetuoso fuego, que cobraba vida con cada madero, y con cada explosión producto de los aparatos electrodomésticos y algunas otras cosas que no me importó detectar.

Grito, grito al viento, grito al cielo, grito a Dios. Me retuerzo en el suelo, gracias a mí no ha quedado nada. Mi alma se fue junto con el incendio. Jamás podré recuperarme de esta enorme pérdida, lo tendré en mi conciencia y en mi corazón por siempre.
Éste es el día más solitario de mi vida. Si tenías que irte, hubiera querido irme contigo. Si tenías que morir, yo hubiera querido irme contigo. Tomar tu mano e irme lejos, lejos, lejos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario